NESTORIO, EL CALUMNIADO
Nestorio, the calumned
Dr. Juan Narciso Nadal1
RESUMEN
Nestorio fue elegido por el emperador Teodosio II como patriarca de Constantinopla. Se propuso purgar la herejía de su diócesis, y al hacerlo atacó el énfasis extravagante sobre la expresión theotokos (Madre o generadora de Dios) que había sido aplicado por Cirilo de Alejandria a la Virgen Maria. Cirilo “movido en parte por su herida vanidad”, aprovechó la oportunidad para levantar un ataque feroz contra Nestorio acusándolo de acentuar la separación de lo divino y lo humano en Cristo, en tal forma que se consideraba a Cristo como “hombre que lleva a Dios”. Es así como la herejía que enseña que Cristo era un individuo formado no solo por dos naturalezas sino dos personas distintas una divina y otra humana pasa a conocerse con el nombre de Nestorianismo. Con todo, la mayoría de los historiadores y teólogos serios no utilizan el término nestorianismo sin poner duda que Nestorio fuese realmente nestoriano.
Palabras claves: Nestorio. Nestorianismo. Cirilo. Difisitismo. Theotokos. Apolinarismo. Etiquianismo. Tercer concilio ecuménico.
ABSTRACT
Nestorio was chosen by the emperor Teodosio II like patriarch of Constantinople. He proposed to purge the heresy of his diocese, and in doing so attacked the extravagant emphasis on the expression theotokos (Mother or Generator of God) that had been applied by Cyril of Alexandria to the Virgin Mary. Cyril “moved partly by his wounded vanity,” took the opportunity to mount a fierce attack on Nestorius accusing him of accentuating the separation of the divine and the human in Christ, in such a way that Christ was considered as “a man who leads God “ It is thus like the heresy that teaches that Christ was an individual formed not only by two natures but two different people one divine and another human happens to know itself with the name of Nestorianism. However, most serious historians and theologians do not use the term Nestorianism without doubt that Nestorius was truly Nestorian.
Keywords: Nestorio. Nestorianism. Cyril. Difisitism. Theotokos. Apolinarism. Etiquianism. Third Ecumenical Council
Introducción
El título de nuestro articulo trae como remembranza un ensayo del escritor dominicano Juan Bosch titulado “Judas Iscariote, el calumniado”. En su libro el autor analiza la vida de este discípulo de Jesucristo y su papel en la comunidad a que perteneció tratando de vindicarlo. Para esto propone que Judas ha sido una víctima histórica de la creencia cristiana y que, si efectivamente entregó al maestro, razón por la cual se le condena y menosprecia, lo hizo solo para que se cumplieran Las Escrituras sobre lo que tenía que acontecer a Cristo.
En ninguna medida nosotros justificamos y defendemos a Judas como lo propone el afamado autor dominicano, pues ¿cómo hemos nosotros de justificar a quien Dios condena? Sin embargo, tomamos prestado la forma del título y la idea de conlleva para defender y justificar un hombre que a nuestro parecer sí ha sido una víctima del cristianismo histórico y sí ha sido tratado con injusticia por cientos de años al ser acusado de generar y difundir ideas heréticas que él mismo negó rotundamente pero que sin embargo han pasado a la historia y aun llegan a nuestros días identificadas con su nombre.
El hombre al que nos referimos es Nestorio y la herejía de que se le acusa es la que por más de mil quinientos años lleva el nombre de nestorianismo. Nuestra propuesta en el presente artículo es que, como intentaremos probar en las siguientes paginas lo único que Nestorio aportó a la herejía que fue inmortalizada como el nestorianismo fue precisamente su nombre y su celo por evitar que se utilizara la expresión “Maria madre de Dios”. Pero no nos adelantemos a las conclusiones, examinemos primero los datos que tenemos a mano y analicémoslos (hasta donde nos sea posible) de una manera objetiva.
1. Contexto del debate nestoriano
Para poder hablar de este asunto es menester primero ubicarnos en el contexto histórico y teológico en que surge la herejía conocida como el nestorianismo. Estamos hablando del siglo quinto, justo en el centro de las más ardientes contiendas teológicas y de la ya comenzada pugna política dentro del clero por la búsqueda de los mejores puestos y oficios dentro de la iglesia. En el siglo anterior se había ganado una batalla teológica contra la herejía del arrianismo que proponía que el Hijo era un ser creado. Esta posición fue condenada en el concilio de Nicea, cuya formulación quedó establecida de la siguiente manera para la iglesia, tanto en oriente como en occidente:
Creemos en un Dios Padre Todopoderoso, hacedor de todas las cosas visibles e invisibles.
Y en un Señor, Jesucristo, el Hijo de Dios; engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la substancia del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho; consubstancial al Padre; mediante el cual todas las cosas fueron hechas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra; quien para nosotros los humanos y para nuestra salvación descendió y se hizo carne, se hizo humano, y sufrió, y resucitó al tercer día, y vendrá a juzgar a los vivos y los muertos.
Y en el Espíritu Santo.
A quienes digan, pues, que hubo cuando el Hijo de Dios no existía, y que antes de ser engendrado no existía, y que fue hecho de las cosas que no son, o que fue formado de otra substancia o esencia, o que es una criatura, o que es mutable o variable, a éstos anatematiza la iglesia católica.
Esta fórmula había resuelto el problema y establecido la doctrina ortodoxa para las relaciones dentro de la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) pero quedaba el problema de la relación entre lo divino y lo humano en Jesucristo. El debate teológico sobre este asunto dio lugar a la formación de tres escuelas de pensamiento con tonalidades diferentes:
1. En el occidente, aferrados a las enseñanzas de Tertuliano (150–220 d.C.) sostenían la posición más balanceada de que en la persona de Jesucristo estaban unidas, pero sin mezclarse, la completa naturaleza divina y la naturaleza humana. Afirmando la absoluta deidad de Cristo y la coexistencia de las dos naturalezas (divina y humana) en la Persona de Jesús.
2. La segunda escuela de pensamiento surgió en Antioquía. Allí se concentraban teólogos tales como Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia, Nestorio, Teodoreto y otros. Esta escuela se caracterizaba por el rechazo de la exégesis alegórica y la adopción de una hermenéutica gramatico-histórica. El énfasis cristológico estaba sobre la humanidad de Cristo, pero sin la más leve negación de la deidad del Señor.
3. La tercera escuela tenía su sede en Alejandría. Los hombres de influencia en esta escuela fueron Atanasio, los tres capadocios (Basilio el grande, Gregorio de Nisa, y Gregorio Nacianceno) y Cirilo de Alejandría. El énfasis de estos teólogos recaía sobre la deidad de Cristo, pero sin negar para nada su humanidad.
Estas tres escuelas se unieron en el concilio de Constantinopla (finales del siglo cuarto) para anatemizar a Apolinar quien había propuesto que en la encarnación el Logos tomó el lugar del alma humana racional en la persona de Cristo, menoscabando así la humanidad completa del Señor.
Esta unificación temporal para rebatir a un opositor común no logró la unificación de los diferentes énfasis de las escuelas en cuanto a la Cristología, sino que, sobre todo las escuelas de Alejandría y Antioquia continuaban enfatizando cada una el aspecto divino y el aspecto humano de la persona de Cristo respectivamente. Esto llevo a la formación de dos bandos o grupos extremistas dentro de la iglesia. Por un lado estaban lo que llegaron a ser conocidos como los monofisitas, estos encabezados por Eutiques proponían que en la Encarnación la naturaleza divina de Cristo había absorbido por completo su naturaleza humana formando una sola naturaleza hibrida divino-humana; en el otro extremo estaban los difisitas que sobre enfatizaban tanto las dos naturalezas de Cristo que parecían separarlas de tal forma que se entendía como si Cristo fue un individuo en el cual no solo existían dos naturalezas sino además dos personas diferentes. Al parecer los autores de esta herejía según algunos estudiosos y en conformidad con los escritos posteriores que Nestorio redactó en su defensa fueron Diodoro de Tarso y Teodoro de Mopsuestia.2 Ambas posiciones fueron rechazadas por la cristiandad ortodoxa de la época.
En medio de este clima de tensión entre estas dos escuelas de pensamiento y habiendo en la escena estos dos extremos heréticos opuestos, Cirilo de Alejandría a comienzos del siglo quinto aplicó con vehemencia a la Virgen María un término que por largo tiempo había estado en el uso corriente, la expresión Theotokos que significa “Madre de Dios” o “Generadora de Dios”.
Es en este momento y a raíz de esta expresión que surgió la controversia con Nestorio produciéndose uno de los debates más acalorados de la historia del cristianismo y que provocó un cisma en la iglesia que persiste hasta nuestros días.
2. La protesta de Nestorio y el inicio del debate.
Nestorio, que para el año 428 vivía como sacerdote y monje en el monasterio de Euprepio, fue elegido por el emperador Teodosio II como patriarca de Constantinopla, para suceder a Sisinio. Nestorio se propuso purgar la herejía de su diócesis, y al hacerlo atacó el énfasis extravagante sobre la expresión theotokos tal como se aplicaba a la Virgen. Para él esta expresión abría la puerta para numerosas herejías entre ellas algunas ya refutadas por la iglesia como el arrianismo y el apolinarismo que mencionamos anteriormente; y una que gozaba de cierta popularidad entre la gente pero que era aborrecida por Nestorio que era el culto a Maria. Los siguientes autores intentan expresar el sentir de Nestorio en cuanto a este asunto…
Es así que Nestorio se sintió abrumado por las implicaciones de la palabra theotokos aplicada a la Virgen María. A su juicio, implicaba que María era una diosa… como dijo el historiador Sócrates: «Le atemorizaba la palabra theotokos, como si hubiese sido un terrible espectro.»3
Nestorio) señaló que sólo Dios puede ser llamado Theotokos y que María sólo fue la madre de la naturaleza humana de Jesús. Según él, el término podía implicar que el que nació de María no era humano sino sólo divino, lo cual era la doctrina herética de Apolinario.4
Él (nestorio) señaló que Dios no podía tener una madre y que desde luego ninguna criatura podía haber engendrado a un miembro de la divinidad. María, por lo tanto, no dio a luz a Dios; dio a luz a un hombre que fue un vehículo para Dios. Nestorio creía que el término theotokos contenía implícitamente o el punto de vista Arriano del Hijo como criatura o el concepto de Apolinar de la incompleta humanidad de Jesús.”5
Nestorio propuso que al hablar de Maria debía rechazarse el término acuñado por Cirilo y en vez de este usarse el término christotokos (“madre de Cristo”) o incluso theodojos (“receptora de Dios”).
Esto despertó a Cirilo quien “movido en parte por su herida vanidad”6, aprovechó la oportunidad para levantar un ataque feroz contra Nestorio buscando con esto además alcanzar sus largamente ansiadas pretensiones en la jerarquía de la iglesia. Como lo señalan los siguientes autores de renombre…
Parece que él (Cirilo) era impulsado no sólo por convicción teológica sino también, tal vez del todo o en parte inconscientemente, por la ambición de ser el director de la Iglesia Católica, cuya supremacía deseaba para sí mismo y para su sede, así como por celos de las otras grandes sedes episcopales en el Oriente, Antioquía y Constantinopla, las dos ocupadas por hombres que aceptaban puntos de vista de los cuales él disentía rotundamente.7
Pero Cirilo no actuó por buenos motivos y utilizó métodos dudosos, ya que quería exaltar la sede de Alejandría a expensas de la de Constantinopla. Además, Cirilo tenía la ambición de llegar a ser el patriarca de la Iglesia de Oriente.8
3. La censura de Nestorio y el acuñamiento del término nestorianismo
Dentro de los métodos dudosos que caracterizaron el ataque de Cirilo contra Nestorio estuvo el hecho de que aduló al obispo de Roma Celestino I para que lo apoyara, a la vez que acusó a Nestorio ante él de haber mostrado cierto grado de hospitalidad para con algunos pelagianos que habían huido a Constantinopla producto de otra contienda teológica que se libró cerca de la misma época en occidente entre Agustín y Pelagio que resultó en la condenación de Pelagio y su grupo los cuales fueron considerados como herejes. Sin embargo, existe evidencia de que Nestorio no conocía sobre la condenación de los pelagianos y que incluso había solicitado a Roma que se le manifestara la posición actual de los mismos frente a la iglesia cuando estos buscaron asilo en Constantinopla pero sin haber recibido respuesta a su requerimiento.9
Estas estrategias de Cirilo hicieron que el obispo de Roma apoyara a Cirilo en la contienda y en el año 430 d. C. un sínodo reunido en Roma mandó que Nestorio se retractara o que fuera excomulgado.
También para ese año Cirilo convocó otro sínodo en Alejandría, el cual condenó las creencias que él decía que eran las de Nestorio. Entre ellas estaban el no usar el término Theotokos y acentuar la separación de lo divino y lo humano en Cristo, en tal forma que se consideraba a Cristo como “hombre que lleva a Dios”, y que “Jesús como hombre es provisto de energía por el Logos de Dios”. Pero como bien declara el historiador Latourette “Excepto la repugnancia que él sentía en usar el término Theotokos, Nestorio no había enseñado dichas cosas”.10
Es en este momento de la historia cuando por primera vez y a raíz de las falsas acusaciones de Cirilo que la corriente teológica hasta entonces conocida como el difisitismo fue bautizada con el nombre de Nestorio.
Esto generó una disputa tan acalorada entre las partes que fue convocado un concilio general, por orden imperial, para tratar el asunto. A partir de este punto Latourette resume muy bien los acontecimientos que sucedieron y las nuevas tretas de Cirilo contra Nestorio:
Los obispos se reunieron en Éfeso en 431 (en lo que comúnmente se llama el Tercer Concilio Ecuménico). Cirilo y sus partidarios llegaron a la ciudad primero. Sin esperar a los amigos de Nestorio, que era un grupo de obispos de Antioquía, se reunió el concilio bajo la presidencia de Cirilo y, cuando Nestorio se negó a comparecer ante el concilio antes que llegasen los otros obispos, bajo la presidencia del principal acusador, en una sesión que duró todo el día, dicha asamblea condenó y depuso a Nestorio. Excitado por su obispo, Memnón, el populacho efesiano cometió actos de violencia contra Nestorio y sus partidarios. Cuando, no mucho después llegaron Juan, obispo de Antioquía y los obispos con él, ellos se organizaron, pretendiendo ser el concilio legítimo, y condenaron a Cirilo y a Memnón por arrianos y apolinarianos, y los depusieron y excomulgaron… Unos pocos días después, cuando los representantes del obispo Celestino de Roma llegaron a Éfeso, el concilio en mayoría volvió a sesionar y excomulgó a Juan y a su partido…. A Nestorio se le mandó que viviera en adelante en un monasterio… Nestorio quedó en exilio, la mayor parte del tiempo, al parecer, en Egipto, y frecuentemente en grande angustia física y mental. En su doloroso aislamiento él escribió extensamente en su propia defensa, exponiendo su versión de la infeliz controversia y elaborando una declaración de su fe. Terminando sus años en el destierro, Nestorio murió en la oscuridad, mientras que su rival afortunado (Cirilo) continuó en su puesto y murió en medio de las galas del esplendor eclesiástico.11
Emitiendo un juicio sobre las motivaciones de Cirilo y su proceder contra Nestorio el mismo autor señala “…Cirilo, confundió la fidelidad a Cristo con la ambición personal. Los actos realizados eran una negación del amor y por lo tanto de la fe a la cual ambas partes estaban consagradas”.12
Es de esta manera como el difisitismo queda bautizado de manera perenne bajo el nombre de nestorianismo, nombre con el cual es conocida aun hasta nuestros días y con el que se presenta en todos los libros de historia cristiana y de teología.
4. ¿Era Nestorio nestoriano?
Llegado a este punto tenemos que hacernos la siguiente pregunta: ¿podemos afirmar con toda seguridad y a la luz de los hechos narrados que Nestorio era nestoriano según como se plantea la herejía en nuestros días? Como ya mencionamos, todos los libros de historia y las teologías cristianas siguen sosteniendo el título de nestorianismo para la herejía que enseña que Cristo era un individuo formado no solo por dos naturalezas sino dos personas distintas una divina y otra humana (algo parecido a la experiencia cristiana normal, esto es, una persona en quien habita la persona del Espíritu Santo). Con todo, la mayoría de los historiadores y teólogos serios no utilizan el término nestorianismo sin poner duda que Nestorio fuese realmente nestoriano. A continuación presentamos la opinión de algunos hombres de renombre en la iglesia y la manera como se refieren a Nestorio y el Nestorianismo.
Latourette refiriéndose a la determinación del concilio de calcedonea establece lo siguiente: “Se verá que las creencias distintas de Apolinar, Eutiques y las atribuidas a Nestorio fueron condenadas.” También hablando de la extensión del cristianismo entre los grupos menores de oriente se refiere al nestorianismo con estas palabras:
La forma del cristianismo que tuvo la extensión geográfica más amplía en este período, fue aquella a la cual se da generalmente el nombre de nestoriana… asociadas, tal vez erróneamente, con el nombre de Nestorio.13
El teólogo Charles Ryrie en su teología básica establece: “El nestorianismo dividía a Cristo en dos personas (aunque se debate si Nestorio mismo enseñó o no esto claramente)”.14
El artículo sobre el nestorianismo en el tomo 9 de la Enciclopedia Hastings declara correctamente: Este es el nombre dado a una herejía que dividió a Cristo en dos personas… Que Nestorio mismo sostuviera este punto de vista de la encarnación es disputable…15
El doctor Carballosa alega en defensa de Nestorio: “Es muy posible que ni Nestorio ni sus seguidores inmediatos se suscribiesen a lo que más tarde se llamó nestorianismo”.16
Refiriéndose a Teodoro de Mopsuestia un autor lo señala como aquel al que debería mirarse como “el verdadero fundador del nestorianismo.”17
Quizás la mayor defensa de Nestorio es la presentada por Millard Erickson quien declara lo siguiente en su teología al tratar el tema del nestorianismo:
Algunas traducciones siríacas de escritos de Nestorio revelan que no fue responsable personalmente de la herejía por la que fue condenado y que lleva su nombre. Más bien parece que Nestorio fue víctima de las palabras que se usaron en el debate y de su propio temperamento. Muy probablemente Nestorio no subscribiría lo que hoy conocemos como nestorianismo. Hay que entender que en esta controversia se utilizaban términos teológicos técnicos, no bien definidos todavía, lo cual generaba gran confusión y malas interpretaciones. Es bien sabido que las contiendas teológicas en ese tiempo no eran necesariamente ganadas por aquellos que tuviesen la razón sino por aquellos que más contaban con el favor del emperador y de los obispos que estaban en la hegemonía (refiriéndose con esto último a Cirilo).” Por otro lado añade: “Es prácticamente imposible determinar con exactitud cuál era el punto de vista de Nestorio. Y esto particularmente a la luz del descubrimiento en el siglo xx del libro de Heraclidas, que aparentemente Nestorio escribió unos veinte años después de su condena. En este libro manifestaba estar de acuerdo con la formulación de Calcedonia (dos naturalezas unidas en una sola persona). Sin embargo, es cierto que se mostraba impaciente con la “unión hipostática” que enseñaba Cirilo, creyendo que este concepto eliminaba lo distintivo que había en ambas naturalezas. Nestorio prefería pensar en términos de una “conjunción” (συνάφεια—sunapheia) más que en una unión (ἔνωσις—henōsis) entre las dos…” continúa argumentando… “El nestorianismo es particularmente difícil de entender y evaluar. Una razón es que este movimiento surge en un periodo de fuerte rivalidad política dentro de la iglesia. En consecuencia, no siempre queda claro si la iglesia rechazó la teoría por sus ideas o por la oposición entre su principal defensor y alguien que tenía una influencia eclesiástica superior (refiriéndose a Cirilo). Además, el lenguaje de Nestorio era un tanto ambiguo e inconsistente. Está claro que la teoría censurada por la iglesia llamada nestorianismo no cumplía con toda la posición ortodoxa, y probablemente era defendida por alguno de los seguidores de Nestorio. Sin embargo, según el juicio de importantes estudiosos, el mismo Nestorio no era “nestoriano,” sino que esa terminología mal escogida, unida a la oposición de un contrario agresivo (refiriéndose a Cirilo), condujo a una injusta condena de sus ideas.18
Conclusión
Aunque, como también señala Erickson en su teología19, es cierto que muchas de las expresiones de Nestorio podían prestarse para mal interpretación y que, en muchos casos, apoyados en sus escritos y palabras algunas personas defendieron la posición difisita de la cristología; con todo, es evidente que Nestorio, quien inicialmente fue escogido para ser obispo de la segunda sede principal de la fe cristiana en Constantinopla por su celo por la ortodoxia y su fervor por contradecir a los herejes, fue injustamente acusado de herejía e identificado con los difisitas a tal punto que su nombre llegó a convertirse en el título oficial de aquella repudiada secta herética.
Es por esto que deseamos en el presente artículo vindicar a Nestorio, proponiendo que se desligue el nombre de Nestorio de la herejía del difisitismo y que la misma sea identificada solo con el último término. Esta solicitud es motivada, no solo porque claramente Nestorio nos parece una víctima de las tretas de otros que lo usaron como palanca para promoverse ellos mismos y sus ideas, sino porque nosotros que vivimos muchos siglos después de lo que aconteció en su día podemos ver como la expresión Theotokos que tanto repudio le provocó y que suscitó todo este problema, fue en gran medida lo que, como Nestorio había augurado, culminó en una veneración exagerada de Maria y dio lugar a una de las doctrinas más depravadas de la fe católica romana que es la mariolatría. A nuestro parecer, en vez de un hereje, Nestorio fue un hombre tan amante de la ortodoxia que podía oler la herejía aun cuando solo se encontraba en su forma seminal.
Pero lo sucedido hace ya más de mil quinientos años tiene también mucho que enseñarnos a los creyentes de hoy:
Por un lado, nos advierte del peligro de defender con celo desmedido nuestras posiciones teológicas, esto de manera especial cuando se discuten asuntos que pertenecen más a la esfera de la filosofía que a la teología propiamente dicha.
Por otro lado, esta calumnia perpetuada en los anales del tiempo contra Nestorio nos anima a acercarnos a la historia de la manera que los creyentes de Berea recibían las escrituras de mano de los apóstoles “Escudriñando cada día… para ver si estas cosas eran así”.20 Es fácil aceptar las posiciones de otros frente a un tercero, pero requiere tiempo, esfuerzo y diligencia analizar los hechos, escuchar las diversas corrientes y opiniones antes de tomar una posición. Sin embargo, para expresarlo por medio de una analogía usada por el Señor al final del sermón del monte, solo aquellos que se toman del trabajo de cavar para edificar sus creencias sobre la roca podrán tener un cimiento seguro de lo que creen y una visión más diáfana de la historia.
Finalmente, esta triste historia de Nestorio nos recuerda que la iglesia está llena de hombres imperfectos y falibles que, en ocasiones, controlados por sus propias concupiscencias, actuaban de manera pecaminosa y otras tantas aun con buenas intenciones, sus métodos terminaban no siendo los mejores. Esa es la razón por la que nuestra fe y esperanza no debe estar puesta en hombre alguno de esta tierra sino en Cristo Jesus el único y verdadero “autor y consumador de nuestra fe”.
REFERENCIAS
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1 Dr. Juan N. Nadal és MD, ThM y PhD. Pastor en la Iglesia de Convertidos a Cristo, Santo Domingo, Republica Dominicana. Decano (y profesor) de los programas de maestría en el Southeastern Baptist School.
2 LATOURETTE, Kenneth Scott. Historia del Cristianismo. El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1958; DOUGLAS, J. D. Nestorius. En: DOUGLAS, J. D.; COMFORT, P. W. (Eds.). Who’s Who in Christian history. Wheaton: Tyndale House, 1992.
3 JOHNSON, Paul. Historia del cristianismo. Ediciones B, 2006, p. 128.
4 DEIROS, P. A. Historia del Cristianismo: Los primeros 500 años. Buenos Aires: Ediciones del Centro, 2005.
5 ERICKSON, M. J. Teología sistemática. Traducción de B. Fernández. 2.ed. Barcelona: Clie, 2008, p. 740.
6 LATOURETTE, 1958.
7 LATOURETTE, 1958.
8 ERICKSON, 2008, p. 740.
9 CHAPMAN, John. “Nestorius and Nestorianism”. The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911.
10 LATOURETTE, 1958.
11 LATOURETTE, 1958.
12 LATOURETTE, 1958.
13 LATOURETTE, 1958.
14 RYRIE, C. C. Teología básica. Miami: Unilit, 2003.
15 BUSWELL Jr, J. O. Teología sistemática: Jesucristo y el plan de salvación (tomo 3). Miami: LOGOI, 1983.
16 CARBALLOSA, E. L. La deidad de Cristo. Grand Rapids: Portavoz, 1982.
17 DOUGLAS, 1992.
18 ERICKSON, 2008, p. 740.
19 ERICKSON, 2008, p. 740.
20 Hechos 17.11.